El pasado mes de septiembre, en
una de nuestras reuniones periódicas y entre los temas tratados ese día, surge
la idea de salir a la calle para darnos a conocer aprovechando la Fiesta Mayor
del Prat los días del 26 al 29 de ese mismo mes. Simplemente se trata de
instalar una mesa en alguna zona concurrida del Prat, para exponer quiénes
somos y qué hacemos, teniendo un trato presencial con nuestros vecinos y
vecinas del municipio.
Basándonos en nuestras experiencias organizando actividades de este tipo, escogemos la zona de calle Pompeu Fabra esquina Dolores Ibárruri, cerca de la entrada del recinto ferial pero desde fuera. Como es habitual, pedimos el permiso correspondiente en la OIAC del Ayuntamiento.
Días después de solicitar el permiso, nos convocan para una reunión con Quim Bartolomé, teniente de alcalde de Seguridad Ciudadana. Allí nos explica que únicamente las entidades pueden instalarse en el lugar que nosotros solicitamos por lo que, en nuestro caso, al tratarse de una plataforma política, solo se nos permite colocarnos dentro del recinto ferial como el resto de partidos o bien en cualquier calle del Prat que no interfiera en las actividades de la Fiesta Mayor. Preguntamos por el precio del espacio en la feria y nos aclaran que no debemos pagar nada.
Lo hablamos en grupo y decidimos que nos quedamos con la opción del espacio en el recinto ferial para lo cual volvemos a pedir otro permiso. Esta vez recibimos una llamada de la regidoría de Cultura para comunicarnos entre otras cosas que, contrario a lo que nos aclaran en un principio, tenemos que pagar algo más de 200 euros. Con el argumento de que somos un grupo que empieza, sin ánimo de lucro (si vendemos suficientes chapas, con suerte, sufragaremos los gastos de los boletines que hemos pagado de nuestro bolsillo), que contamos con presupuesto cero (al contrario de los grupos políticos anclados al Ayuntamiento como PSOE, PP o ICV que pueden permitirse carpas monumentales que llegan a eclipsar el resto de puestos) y que solo necesitamos un espacio mínimo para poder hacer nuestra difusión, finalmente conseguimos ahorrarnos ese desembolso. Volvemos a hablar con Cultura, confirmamos y comunicamos que no necesitamos un tiempo previo a la apertura para instalarnos, que montaremos el mismo día.
El viernes sobre las 18.30h, primer día de feria, dos compañeros acudimos a revisar el lugar que nosotros intuimos que es el nuestro. Decimos “intuir” porque la zona supuestamente asignada para Alternativa d’Esquerres (se nos indica verbalmente por teléfono) no está señalizada ni delimitada de ninguna manera y está sirviendo de parking sin que quede ni un metro cuadrado libre para colocar una simple mesa entre los coches que están aparcados.
El supuesto espacio reservado para AE-EP en el recinto ferial |
También observamos que no tenemos punto de luz ni vemos la manera de hacer llegar electricidad a esa zona, nada estratégica por otro lado ya que el paso de gente por allí es muy poco fluido. Por dos veces pedimos al personal de seguridad que avise al responsable de organización para aclarar estos temas, pero nadie se presenta a hablar con nosotros. Tras más de dos horas esperando, decidimos irnos a casa hasta el día siguiente.
Resulta algo
absurdo el hecho de que siendo Alternativa d’Esquerres El Prat una agrupación
política aún en construcción y habiendo solicitado el permiso como una entidad
o similar y no como un partido, podríamos habernos ubicado en nuestra primera
opción sin problemas. ¿Cuál habría sido la diferencia? Por otra parte, hay que
destacar que la respuesta que nos llega por escrito dice que el motivo de la
negativa es que simplemente está prohibido por tratarse de los accesos al
recinto, no habla de las diferencias entre ser partido o no. Y para más
sorpresa, comprobamos sobre el terreno que este año había sido desplazada esa
entrada a la feria y el lugar que habíamos solicitado inicialmente estaba de camino pero no era
punto de acceso a la feria sino que quedaba a más de cincuenta metros de la
entrada.
La entrada a la feria, a más de 50 metros de la zona que habíamos solicitado inicialmente |
Durante todo este proceso pasamos por diferentes fases: desconfianza por convocarnos para una reunión justo después de solicitar el permiso (algo que no nos había sucedido antes), alivio porque consideramos razonables los argumentos que se nos dan en esa reunión, y decepción al encontrarnos la zona más desfavorecida de todo el recinto, no habilitada para realizar nuestra actividad y sin explicaciones al respecto. Quizá todo esto se trate de una serie de malentendidos por temas burocráticos. O quizás es más cómodo tener supervisada una entidad “de marca blanca” que unas siglas políticas que puedan hacer temer por sus cómodos y arraigados cargos en el Ayuntamiento… Cada vez más vemos necesaria una auténtica alternativa de izquierdas en El Prat.